PRIMER CONCURSO DE CUENTOS NAVIDEÑOS ELE

*Nota.
El jurado han sido “los mismos alumnos”; recibieron por email los once cuentos
participantes (sin el nombre del autor) y los puntuaron.
Mi enhorabuena a todos por su valentía al escribir en una lengua que no es la suya. Y, además, hacerlo bien. ¡Sois geniales! ¡Bravo!
- También te puede interesar LA NAVIDAD
PRIMER CONCURSO DE CUENTOS NAVIDEÑOS ELE
- ¡QUÉ VIDA MÁS DURA! FIONA STROKER
Era
de noche y la mujer estaba muy cansada, conduciendo a casa. Decidió por fin
aparcar el coche para descansar un rato, pero la calle estaba muy oscura. No
había nadie, y hacía mucho frío, porque casi era Navidad. Miró alrededor, buscando
un sitio libre, pero NO, tendría que aparcar en doble fila. “¡Qué vida más
dura!”, pensó, mientras maniobraba el volante.
“Solo
unos minutos con los ojos cerrados, y me recuperaré,” se prometió. Se tumbó, y
enseguida se durmió. Mientras tanto, seguía nevando, y la nieve iba
acumulándose, hasta que ya no se vio el coche.
La
mujer estaba soñando con Papá Noel y todos los regalos que iba a dar a sus
niños. Había una sonrisa en su cara, porque a ella le gustaba la Navidad. Media
hora despues se despertó. “Bueno, a casa”, se dijo. Pero cuando quiso arrancar,
el coche no reaccionó. “¿Qué pasa?”, se preguntó. Intentó abrir la puerta, pero
no podía. Estaba encerrada en un coche cubierto totalmente por la nieve. Había
desaparecido enteramente…
De
repente, se oyó un estruendo tremendo. Era lo último que oyó la mujer en la
vida.
Un
camión de correos había chocado contra su coche aparcado, y … ¡Feliz Navidad!
- “UN ENCUENTRO HORROROSO”. MARÍA CAROL SEARS
Es Nochebuena.
Paso las fiestas en un hotel de súper lujo en Nueva York. La habitación está en
el ático, con unas vistas impresionantes a toda la isla de Manhattan. Tiene
cortinas y mantas en damasco de seda y alfombras persas. En el baño, los
sanitarios son de oro puro.
Tengo
ganas de disfrutar en el gran salón con los otros huéspedes privilegiados, los
ricos y los famosos del mundo. Y más
aun, tengo ganas de saborear la cena suntuosa en el gran salón de banquetes.
Salgo
del dormitorio y bajo en ascensor hasta las grandes salas de la planta
principal. Me sumerjo en la ansiosa
muchedumbre. Poco a poco, damos formando
cola, para recibir la bienvenida del anfitrión, el incomparable Don Donald de
Nueva York.
Pero…
¿qué pasa? Encuentro en la entrada del gran comedor una cucaracha inmensa, de
1.8 m. de altura, erecta sobre sus dos patas traseras, llevando una peluca
leonina.
Con
sus cuatros brazos, saluda a los
huéspedes horrorizados.
¡Es
el Don Donald en su verdadera forma!
- “ÁNGEL DE LA GUARDA”. ANNELIESE BENISH
Era
domingo el 6 de diciembre "Día de Santa Claus". Este año quería
sorprender a mis nietos con una visita sorpresa. El camino en coche a su casa
dura dos horas. El boletín meteorológico estaba bastante bien; solo pronosticaba
una nevisca.
Contenta,
preparé un pequeño equipaje y salí a las cuatro hacia su casa. Las luces
navideñas estaban encendidas ya y unos copos de nieve se arremolinaban por las aceras.
Era un ambiente navideño perfecto. Yo tarareaba en voz alta villancicos.
A
medio camino empezó una verdadera ventisca de nieve. La visión empeoró y yo
tuve que concentrarme en conducir. De repente me pareció ver algo en la carretera
y frené. Por el estado de la calzada perdí el control del coche y acabé en la
cuneta.
"¿Y
ahora qué?", pensé. No había casi tráfico y la perspectiva de recibir ayuda era
mínima. Conecté la luz de emergencia del coche. Pero la suerte
estaba de mi parte, porque enseguida paró un coche a mi altura. Lo fantástico
fue que la persona que salió del automóvil… ¡estaba vestido de Santa Claus!.
Sonriendo,
me preguntó si me podía ayudar. Como mi coche necesitaba una grúa, le expliqué adónde quería ir. Él se ofreció amablemente a llevarme a mi destino. Al llegar a
la casa de mi familia, él se encargó de llamar a la puerta. Y cuando mis nietos
abrieron, se alegraron al ver a Santa Claus. Él les dijo que traía una sorpresa
muy grande. Yo estaba escondida detrás de él. Entonces él se fue apartando hasta
que mis nietos me vieron y se quedaron con la boca abierta. Por supuesto, invitamos
a Santa Claus a entrar para tomar algo caliente, mientras yo explicaba lo
sucedido.
- “LA TORTILLA”. SUSANNE MÜLLER
Paula
llegó tarde a casa. Había estado en la oficina despachando trabajos que pedían
toda su concentración. Algo que las charlas de sus compañeras jóvenes
imposibilitaba durante el día.
Paula
no siempre era la única que trabajaba horas extras. A veces oía también al
director de la empresa en su oficina.
Sacó
el resto de la tortilla del día anterior de la nevera, la colocó en una sartén y
puso la encimera en marcha. Pensó que dentro de un par de días sería
Navidad. La Nochebuena y los dos días festivos siguientes los pasaría con sus padres. Sintió afecto al pensar con
que esmero solían cocinar la comida navideña.
Reprimió
la sensación desagradable que le había sobrevenido al pensar en el leve
aburrimiento que solía sentir en aquellas tardes festivas tan largas en casa de
sus padres.
El sonido del teléfono la sacó de sus
pensamientos.
Al
reconocer la voz que escuchaba tuvo que sentarse. Balbuceó: “no, no....sí, sí,
le reconozco, señor director“.
Con
manos temblorosas y mejillas enrojecidas colgó el auricular del teléfono y
corrió a su dormitorio para buscar una vestimenta lo más adecuada posible para
tal suceso, una prenda más femenina que las que habitualmente solía llevar.
El olor a comida quemada interrumpió su
búsqueda. ¡La tortilla!
Se
apresuró a quitar la sartén de la placa.
Con
una sonrisa feliz contempló durante un largo rato el fondo quemado de la
tortilla.
- “Y POR QUÉ LOS NIÑOS EN ESPAÑA RECIBEN LOS REGALOS DE NAVIDAD EL DÍA DE LOS REYES MAGOS”. HEIDE-ROSE METZGER
Érase
una vez cuando las buenas gentes empezaron a pedir regalos para ellos mismos al
niño Jesús el día de cumpleaños del niño Jesús.
Intentando
satisfacer a todos, el pequeño niño percibió que era una tarea demasiado grande
para él.
Cuando
San Nicolás, un hombre bueno y servicial, oyó los problemas del peque, acudió
corriendo para ayudarle. Y en muy poco tiempo, moviendo sus contactos con los
renos del norte, tuvieron un sistema de distribución que funcionaba muy bien.
Pero
ahora vinieron los hombres con sus deseos especiales:
Los
ingleses por ejemplo, querían los regalos el día 25 por la mañana, puestos en
sus calcetines. Y muchas veces, para entrar en la casa, el pobre San
Nicolás tenía que pasar a través de una chimenea (¡y eso a su edad!).
En
Francia, tenía que trabajar el 24 y el 25 de diciembre. El 24 después de la
misa, los franceses querían pequeños regalos, puestos en sus zapatos y el día
siguiente San Nicolás tenía que traer los regalos grandes.
¡Y
los alemanes! Ellos querían que los regalos se encontrasen en la habitación con
el árbol de navidad, -¡puntual!– después del toque de una campana
pequeña.
Los
hombres le complicaron mucho la vida a San Nicolás.
Y a
pesar de que en Italia tuvieran el apoyo de la bruja Befana, distribuyendo los regalos
allí, San Nicolás y sus renos estaban tan agotados que cuando llegaron a los
Pirineos ya no podían continuar.
Este
asunto llegó a oídos de los Reyes Magos de Oriente (también gente muy buena y
servicial). Si bien, no pudieron encargarse del pedido inmediatamente (pues
estaban muy ocupados, como todos en los días de Navidad,), se ofrecieron a
coger los regalos y a entregarlos el día 6 de Enero, el día de los Reyes Magos,
cuando irían a las casas de todo los niños.
Y
así los niños en España hasta hoy reciben los regalos el día 6 de enero.
También puedes leer LA NAVIDAD
También puedes leer LA NAVIDAD
- “UN VIAJE CON SORPRESA”. ULRICH BACH
Unos días antes de Navidad,
Antonio hizo un viaje a Granada con su hijo Enrique porque este había recibido
una beca de la universidad. Enrique estaba interesado en la astronomía y
llevaba una mochila negra con prismáticos, cámara, trípode, etc. Todo este
material lo había comprado con el dinero que había ganado trabajando de
camarero durante todo el verano. Pensaba hacer espectaculares fotografías para
enseñar a su familia durante los días de navidad. También puso sus documentos
en la mochila. Antonio llevaba una maleta marrón con toda la ropa.
En la estación de trenes había
una cola larga en el control de seguridad. Después de esperar más de diez
minutos, Enrique fue a los servicios y Antonio se quedó vigilando el equipaje.
Entonces, notó un suave un golpe en su espalda y una persona joven preguntó:
“¿Sabe donde se encuentran los servicios?”. El padre se giró y dijo: “Mira,
después de este quiosco a la derecha”. La persona dijo: “¿El quiosco? ¿Qué
quiosco?”. El padre dio un paso y señaló con su brazo izquierda la dirección.
La persona le dio las gracias y se despidió. Cuando el padre se giró vio
solamente su maleta; ¡le habían robado la mochila!
Ambos fueron rápidamente a la policía
a denunciar el robo. Unos días más tarde, el día de Nochebuena la policía le entregó
la mochila y los documentos a Enrique, pero sin el conjunto fotográfico.
Enrique jamás olvidó ese viaje.
Otro final.
Otro final.
Ambos fueron rápidamente a la
policía a denunciar el robo. Unos días más tarde la policía le entregó la
mochila y los documentos a Enrique y, sorprendentemente, también todo el
material fotográfico. Enrique pensó que al fin y al cabo… era Navidad y… los
milagros existen.
- “POR FIN HAN LLEGADO LAS NAVIDADES”. YVONNE WIDIN.
Manuela
se despertó y se estiró bostezando llena de alegría. Mañana será el día de los
días. Subirá al avión que la acercará a su destino. En Londres le esperará su
príncipe azul Juan Pedro, un hombre dotado con todo lo que una mujer pueda
desear. Querían pasar las Navidades juntos.
Él
tenía una casa, un trabajo bien pagado y como no, era un adonis. Como Rosa no
era precisamente “un primor”, aun no podía creer en su suerte. ¿Cómo podía ser
que este bombón la hubiera elegido a ella?
“Bien,
adelante chica; ahora te toca correr al banco para retirar el dinero que él te
ha pedido”. Porque él había sufrido una indisposición financiera y necesitaba un
poco de dinero solamente para unos días. “A lo dicho hecho”. Estaba preparada
para una felicidad sin fin.
Se
acostó pronto. Pero… ¿cómo puede ser que el despertador no sonara esa mañana?
En
la radio se oían las noticias: “Han detenido en Londres a un estafador de
mujeres que estaban buscando por toda Europa. Juan Pedro enamoraba a las
mujeres y luego las timaba pidiéndoles todos sus ahorros.”
¡Qué
susto! No podía creerlo. Al final Manuela se dijo: “¡Gracias Niño Jesús por
haberme salvado!”.
- “HERMANOS”. SOLANGE GALLEGO
Era
el día de Navidad y la madre le dijo a su hijo pequeño que excepcionalmente no iría
ella a recogerlo al colegio, sino que iría su hermano mayor que iba al
instituto.
Al
niño no le gustó mucho este cambio; desconfiaba de su hermano mayor.
A
este, cuando estaba con sus amigos, le molestaba tener que ocuparse de su
hermano pequeño. Hacía mucho frío, y cayeron unos copos de nieve. El niño se
alegró, le gustaba mucho la nieve. Pero ya era de noche y su hermano no había
pasado a recogerlo.
Se
preguntaba si irse solo a casa. No quedaba ningún niño alrededor del colegio.
Finalmente se puso a andar hacia su casa.
Entretanto
su hermano mayor fue corriendo al colegio. Allá no había ya nadie. Se asustó mucho.
Lo encontró en el camino y empezaron a pelearse. Llegaron a casa muy enfadados.
La madre les hizo callar y los llevó a la sala de estar, donde había un árbol
de Navidad muy grande y hermoso, que la madre había decorado durante toda la
tarde, y los hermanos olvidaron de pronto su enojo y se pusieron muy
contentos.
- “ASESINATO EN EL TREN”. NICK FITZGERALD
-“Papá
Noel ya no vive”, dijeron ellas.
Mentira,
por supuesto. Amigas de mi hermana mayor;
tontitas las dos. ¿Qué podían saber
ellas?
Aun
así, me preocupé ya que llegaban las navidades. Dormir… no podía.
Por
la mañana, me fui con papá a Dublín en el tren de la gran locomotora negra, silbando,
echando vapor constantemente. ¡Muy
ilusionado!
En
la gran ciudad íbamos a ver tranvías, iluminaciones, tiendas de juguetes; todo,
y, claro, a Papá Noel. ¡Un viaje
genial!
Curioseando
en el siguiente compartimento vi a un anciano, solito, dormido. Era gordísimo y llevaba una capa y un sombrero
enorme, muy pasado de moda. Aunque no
nevaba ni hacía mucho frío, el viejito llevaba botas de nieve. Y una barba blanca. Dormitaba.
Me
acerqué, observándole cuidadosamente y con mucha atención. La capa le destapó un poco y reveló su vestidura;
iba todo de rojo, hasta los pantalones. Era Papá Noel, ¡indudablemente!
En
ese momento… ¡BUM!, irrumpieron dos hombrones, dando gritos. Dispararon al
anciano y huyeron rápidamente.
Me quedé aterrorizado. Me sobresalté pero enmudecí.
No
vino nadie.
El
anciano siguió en silencio, me pareció que había muerto.
Él
no estaba triste, pero yo sí.
Y no
venía nadie.
Empecé
a llorar.
De
pronto, mi madre me estaba sacudiendo…
- “CUENTITO DE NAVIDAD”. SYLVIA CAVANAGH
Emilia
no esperaba mucho de la Navidad. Las fiestas de San Valentín, el aniversario de
boda y su cumpleaños habían pasado sin regalos, ni siquiera una rosa roja. Sus
pensiones apenas daban para las facturas y la comida. Habían perdido todos sus
ahorros con las fraudulentas inversiones de los malditos banqueros. Su único
hijo había sido un empleado del mismo banco en un pueblo lejano, y le habían
echado a la calle. Para hacer una comida especial para Navidad tendría que
tragarse su orgullo e ir al banco de alimentos. Esperaba conseguir algo más de
lo básico, pero tenía todavía el anillo de oro de su madre, podría venderlo y
comprar algunos de los mariscos que su marido apreciaba.
Con
mucho esfuerzo e imaginación Emilia por fin preparó una cena de Nochebuena. La
pareja echó de menos la presencia de su único hijo en esa noche tan especial,
pero estaban al punto de recibir una sorpresa. Escucharon el sonido de una
llave en la puerta, y entró su hijo con bolsas llenas de regalos y alimentos.
Había conseguido un trabajo en una tienda durante Navidad, estaría con ellos
solamente 24 horas pero estas horas transformarían la Navidad, pensó Emilia.
- “NAVIDAD 2030”. JÜRGEN HAGENOW
Me
acuerdo muy bien de esta navidad porque fue diferente a las de antes y a las de después.
Era mi primer año en la residencia de ancianos. Las preparaciones para
Nochebuena que hacían nuestros cuidadores con nosotros resultaban muy
divertidas. Horneamos pequeños pasteles y
cada persona tenía que aprender un poema para recitarlo en Nochebuena. Algunos
de los residentes habían formado un coro. Es cierto que nadie tenía voz para
cantar, pero ni ellos ni sus oyentes tenían buen oído y ellos se sentían como
estrellas de la ópera.
Por
fin el día de Nochebuena llegó. Después de dormir la siesta todos se prepararon
para la gran cena, cada uno a su manera. Yo preparé mi ropa y entré en la
ducha; mejor dicho, intenté entrar, porque de repente resbalé y me caí delante
de la ducha. Noté muy rápido que había pasado algo con mi brazo, me dolía y
tardé mucho tiempo en levantarme para tocar al timbre que se encontraba en la
ducha. El personal llegó muy rápido, me ducharon, me vistieron y fuimos al
hospital. Ahí constataron una fractura
del brazo derecho, me trataron y una hora después del accidente volví a la residencia. Justo para mi turno de
recitar el poema, pero con tanta agitación...¡había olvidado el texto por completo!
También puedes leer LA NAVIDAD
También puedes leer LA NAVIDAD
______________________________________________________________________________
Navidad 2015
CUENTO GANADOR.
CUENTO GANADOR.
- “Y PORQUÉ LOS NIÑOS EN ESPAÑA RECIBEN LOS REGALOS DE NAVIDAD EL DÍA DE LOS REYES MAGOS”. HEIDE-ROSE METZGER.
SEGUIDO POR
- “ÁNGEL DE LA GUARDA”. ANNELIESE BENISH
- “CUENTITO DE NAVIDAD”. SYLVIA CAVANAGH
- “POR FIN HAN LLEGADO LAS NAVIDADES”. YVONNE WIDIN.
También puedes leer LA NAVIDAD